Soledades: La sombra de Waleska

Este jueves: ¿Quién no ha sentido alguna vez el peso de la soledad más absoluta?  escribir un relato sobre alguna de esas soledades. 


Todo sucedió en un día gris, ventoso y frío en la más antigua ciudadela de San Petersburgo. Allí vivió un escritor aislado y apartado del mundo en completa soledad; rodeado de las obras del autor más conocido del romanticismo oscuro: Edgar Allan Poe.

Durante años, a través de crepúsculos sin fin, esperaba de su completa soledad y de sus vigilias, el poder de atrapar las más abominables emociones ocultas en la mente, esas que, se encuentran cuando se está en una profunda pena.  

Estaba empecinado que el final de su historia, estaría cargada de la confusión oscura y mórbida del sufrimiento. Una posesión mental que disfrutaba cada vez que se sentaba a escribir en el aislamiento. La sombra de Waleska fue su última obra, con la que pasaba días y noches por buscar un final fatal y retorcido.

De todos sus personajes ninguno produjo tanto efecto en su persona como este, ya que tenía la extraña sensación que el argumento había ocurrido en el pasado, con él como protagonista. El reloj marcaba las doce, y el escritor no encontraba reposo. Con lápiz en mano forzó algunas ideas al azar que, trató en vano de escribir sobre el papel en blanco. Pues, percibió con agitación la proximidad de una masa negra a sus espaldas, de la cual, un cuervo negro asomaba la cabeza.

En segundos, al erguirse, otra aparición hizo que un violento escalofrío sacudió su cuerpo. Para su horror, de la misma sombra salió una figura de palidez mortal y de andar letárgico, sus largos cabellos se arrastraban tras ella, cual velo de novia. De sus labios entreabiertos salió una bruma gélida, cuando con musitada voz dijo:

- Es hora de pagar tu deuda kármica. - lleno de pánico y con el ceño fruncido preguntó:

- ¿Qué deuda? - ¿De qué hablas? - Ella puso la transparente mano sobre su cabeza y, le mostró visiones del pasado, donde pudo apreciar la causa y efecto de su carácter agresivo.

- Esta bien, lo acepto. !Te asesine! !Pero todo fue por los malditos celos! - grito, exaltado.

Pero haciendo acopio de su valor, se giró de nuevo a la mesa.

- !Demonios! !Puedes esperar un poco! necesito estas mismas emociones para finalizar mi relato. - dijo, con entusiasmo y cinismo.
Ella retrocedió enfurecida, él pudo escuchar su tenebrosa carcajada mezclada con agonía, después que ordenara al cuervo que le sacara los ojos.

- ¡Nunca más! - ¡Nunca más! - gritaban los graznidos de aquella espantosa sombra en forma de pájaro, antes de que sus ojos pasarán a ser su alimento.


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