¿Jugais conmigo?: Double Dutch

Este jueves: recordando épocas entrañables con juguetes de antaño. Va mi relato con el juego infantil llamado Double Dutch. Un juego que trajeron a América los primeros Holandeses cuando se establecieron en Nueva Amsterdam. 


Cuando subí al ático de mi abuela, vi muebles antiguos, un par de estantes llenos de cajas y un baúl repleto de polvo. Éste llamó mi atención y sin pensar demasiado, lo abrí.

Me quedé sorprendida al ver que dentro había una colección de monedas, estampillas europeas y un álbum, cuyo título se leía "mis juegos favoritos". La curiosidad impetuosa me hizo abrirlo con mucho cuidado. Para mi sorpresa pude observar en las fotos, los entretenimientos infantiles de su época.

Todos los juegos me eran desconocidos, a excepción de uno en especial, el Double Dutch; el mismo que en mi niñez jugue por las calles de mi barrio. ¿Qué tan antiguo es este juego? - pensé. Repentinamente, como en acto de magia, fui absorbida por el recuerdo en un salto temporal al pasado de mi abuela.

- Termina tu cena, o no sales a jugar con tus amigas, cariño. - dijo mi bisabuela.

Hundí el tenedor en los últimos macarrones con salsa de tomate y salí corriendo para la calle. Por los jardines, había una rueda de niñas cantando y gritando. Me acerque a ellas para también divertirme.

- ¿ Quieres jugar el Double Dutch? - alguien me preguntó.  
- !Si! !Si! - exclame con ímpetu.

Desde un callejón ya alumbrado por las luces mortecinas de faroles, salió una niña delgada, pecosa de ojos rasgados y mirada retadora brincando los charcos. Al llegar frente a nosotros gritó: - !Pelotón! -

De presto tomamos posiciones y las dos cuerdas comenzaron a girar en direcciones opuestas, para después saltar todas simultáneamente. De inmediato me quedé anonadada. No asimilaba que esa pequeña salvaje fuese ... !mi bisabuela! la reconocí al instante, porque mi madre conservaba su fotografía cuando ella tenía once años. Aún perturbada, segui saltando pero, para rematar me equivoque dos veces en los saltos entrecruzados. Ella me miró con el ceño fruncido y sentenció:

- !Una más y te sales, torpe! - !yay! se me disparó la adrenalina, pero la controle. !Maldición, no iba a pelear con ella!

Asi pase varias horas, cantando, saltando y disfrutando al lado de mi bisabuela y con su grupo de amigas; hasta que escuche un electrizante grito que me torno a la realidad.

- !Que haces, querida! !Baja, es hora de cenar! - Me despertó mi madre. El álbum estaba entre mis manos y aún la tonadilla que cantamos estaba en mi mente:

"Cinderalla Dressed in Yella
Cinderella dressed in yella,
Went downstairs to kiss a fella,
Made a mistake and kissed a snake.
How many doctors did it take
1, 2, 3, . . . ."


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