ELDE - reto 2

Describir una escena sensual con una pareja que termina desnuda en la barra de un bar.


Entré al bar, las luces de verde limón destellaban sobre la multitud. Busqué con la mirada a la persona de la cita, pero no había nadie. Miré mi reloj y vi las siete, giré la cabeza buscando mesa pero todas estaban ocupadas.

Me dirigí a la barra y pedí al bartender un cóctel Blue Lagoon, el cual, me bebí de un solo trago para ir entrando en calor. Enseguida, se sentó a mi lado un hermoso hombre pelirrojo con nariz pequeña y cara de niño. Sus ojos increíblemente verdes y luminosos se clavaron en mí, llena de sonrojo y de vergüenza le insinué una simple sonrisa.

- ¿Happy hour? - interrogó - con otra sonrisa mostrando unos dientes increíblemente blancos.

Me dio la mano, yo la tomé y sentí su fuerte apretón. Me fije que en sus largos y masculinos dedos llevaba un anillo phoenix igual al mio.

- Tengo los boletos para Bruselas - susurro, mostrandome desde su chaqueta.

- ¡Perfecto! - respondí - sorbiendo otro trago.

Después de varias copas nos fuimos a bailar. Las luces, el bullicio y las bebidas desataron nuestra fogosidad. Una ola de euforia recorrió todo mi cuerpo mientras bailaba y agitaba mi larga melena. Él se acercó y pasó sus labios por mi boca, mientras sus manos resbalaron suavemente hasta la cintura.

Acto seguido, con una inclinación de cabeza me mostró la puerta lateral que llevaba al fondo de la enorme sala de los sanitarios. Al llegar, bajo las tímidas lucecitas de colores, lo bese voraz, ansiosa hasta que nuestros sabores de cognac y vodka se mezclaron. Con rapidez deslizó los tirantes de mi top, luego sus manos comprobaron que los pezones se marcaron en mi sujetador de encaje y lo arrancó de un tirón. Con descontrol y desenfreno nos desvestimos y, ya estando listos para la tan ansiada cópula, unos !bang! !bang! nos hizo volver a la realidad.

En un parpadeo, antes de tirarse al piso me empujo hacia una columna de mármol.Tres hombres nos disparaban por doquier, sin embargo él fue más rápido y haciendo maromas pudo alcanzar su arma de fuego y logró matar a uno.

- !Que demonios! - exclamé - mientras esquivaba los disparos.
- !Rápido! !bloqueame! - grite - mientras me arrastraba hasta mi bolso para conseguir mi arma.
- !Bien, pero no te mueras! Aun tenemos cuentas pendientes. - respondió, entretanto disparaba.

- !Arghh! escuche y la sangre voló de su hombro por una bala que lo perforó.
Brame con furia mientras saltaba con destreza unas barras de metal y, comencé a disparar matando a los dos individuos en el acto.

Siempre me he desinhibido ante los actos prohibidos y peligrosos, lastima que todo fue un fiasco. A decir verdad, no estaba tan segura si aprovechar la lujuria de mi camarada, aunque como espías de la CEA y del KGB en conjunción, hubiese sido mejor conocernos íntimamente antes de la misión.



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