Hablemos de Cocina - La Sushi Chef

Este jueves: escribir un relato situando la acción en una cocina o utilizando como punto de partida algo relacionado con recetas, desde pócimas mágicas para los más brujos hasta recetas de amor para los enamorados. 


Alan contemplaba los ojos verde oliva que brillaban eufóricos al ir cortando el salmón en pequeñas tiras. Kaori estaba acostumbrada a sus profundas miradas que ya no le hacían ponerse nerviosa.  

- No puedo creer que un miembro del Banquete Lunar venga a probar tu Cupido sushi. - le dijo Alan sonriendo.

- ¡Deberías! Pásame la bandeja de las algas. - contestó, al mismo tiempo que alcanzaba la antorcha.

- LLevo años trabajando contigo y nunca me has dicho tu secreto. ¿Cómo haces para controlar la temperatura corporal para no afectar el arroz? - preguntó muy seriamente.

- Así que tú también te has creído ese cuento Japonés. Que la temperatura femenina afecta a la calidad del sushi. - espetó indignada.
Alan intenta reaccionar pero ella lo interrumpe.

- La clientela de Kaori Sushi Fusion es mayormente asiática, conocedora de su típico sabor. ¡Esa estrella Michelín que cuelga de la pared, la gane con el trabajo de mis manos! - finalizó, alterada.
Kaori continúo con las preparaciones frunciendo el ceño, pero enseguida suavizó su expresión.

- Pásame el «yanagi-ba» y deja de hacer preguntas. - dijo, indicando que continuara.

Después de finalizar su famoso sushi, comenzó a cortar una lonja de pescado blanco con la técnica «usuzukuri» que su abuelo le había enseñado. Lo corto perfectamente muy fino y transparente, para enseguida colocar las rodajas al plato en forma de pétalos, dándole la forma de flor de crisantemo, que después roció con su salsa secreta llamada «Kokoro».

Al final del día, Alan esperaba nervioso la salida de la chef, que estaba en la sala tradicional.

- ¿Puedo hablar contigo? - preguntó al interceptarla.
- ¿Sobre qué? - inquirió suspicaz. -

Kaori… he pasado a tu lado seis largos años, entre mariscos, «hanguiris» y «shamojis», en las buenas y en las malas. Puede ser que haya perdido la cordura pero quiero decirte que: ¡Me vuelve loco el olor a Sushizu que despide tu cuerpo! ¡Que amo el olor a pepinos, «wasabi» y salmón penetrados a tu cabello! y más que todo, ¡Me excita la forma en que ejecutas el «usuzukuri» con tus blancas manos! ¿Estaré loco? - finalizó, quitándose los deseos acumulados con el paso de los años.

Él se quedó mirando a Kaori, esperando que dijera algo.
Ella atónita respondió. - ¡Qué curiosa manera tienes para enfocar tus gustos! - contesta, esa fue su primera reacción.

Alan la tomó por el cuello y le dio un beso con sabor a sake. Al contacto de los labios no hubo manera de rechazo, respiro hondo y saboreo el aroma mágico a jengibre de su piel. Sabía dónde tocarla y con habilidad desató el moño de su kimono, mientras abría la boca para comérsela a besos.


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