¿Existe la solidaridad humana? - El Vampiro de Hurlingham

Este jueves: el tema de la semana es escribir sobre solidaridad. ¿Cómo somos de solidarios los humanos?


El vampiro no se había dado cuenta de que alguien lo estaba observando, desde lo alto de una terraza. El viento ondulaba su largo cabello rizado, mientras sus labios dibujaban una pícara sonrisa al recordar el suculento banquete que le esperaba para cenar.

En cuestión de segundos, un feroz licántropo se abalanzó sobre él, lanzando un fuerte aullido y clavando sus garras de plata sin darle tiempo a defenderse. El vampiro toco su pecho, sintiendo el viscoso líquido que escurría entre sus dedos. Trato de alzar a la bestia con un brazo tomándolo por el cuello para golpearlo contra la pared, pero lo único que logró, fue maldecir ante la desobediencia de su cuerpo. Un doloroso chillido escapó del vampiro mientras caía al suelo retorciéndose.

A lo lejos, tras unos pilares de mármol, un chico observó que, su amigo estaba herido por el vampiro que devoraba a los niños en su aldea. Sigiloso se escabullo por las enormes escaleras y salió corriendo a grandes zancadas del viejo castillo. Corrió como un loco de aquí para allá, bajo la luz de la luna en busca de ayuda, hasta llegar a una llanura donde pudo divisar un grupo de hombres con antorchas que andaban en busca de él.

- ¡Auxilio! mi amigo necesita ayuda… el vampiro lo hirió mortalmente! - gritó desaforado.

El grupo enfurecido cargando espadas y garrotes en mano salieron rumbo al castillo. Al llegar a las cercanías, uno de sus líderes dijo:

- Sarko y Sanya irán conmigo, los demás nos siguen en ambas direcciones. - ordenó.

Los tres aldeanos se desplegaron con el mayor sigilo.

Muy mal herido, el vampiro solo atinó arrastrarse ante, la energía intimidante llena de ira y odio de su oponente. Aprovechando los segundos que la bestia estaba de espaldas, el alado descargó un fuerte golpe causando una herida profunda.

Él licántropo viró sus temibles fauces y retrocediendo aulló presumiendo sus enormes colmillos. Fue entonces que Sanya se acercó y con su reluciente espada de acero, logró herir el abdomen del licántropo, sin saber que, él, estaba tratando de salvar al pequeño. La bestia aulló al sentir la cortada. Ipso facto, la agarró por la cintura y la lanzó contra una enorme butaca, donde se desvaneció al impacto.

Con la furia descontrolada de una bestia, brinco sobre él y, le descargó varios zarpazos, e hiriendo mortalmente. Pero con mala suerte, cuando intentó asestar otro golpe, esté, logro morderle el brazo, dejándolo inmovilizado al instante, por el veneno que le inyectaron sus afilados dientes.

Enseguida, se escucharon gritos de la muchedumbre, la estancia se iluminó con la turba que, de inmediato arremetió a garrotazos contra el vampiro que estaba a punto de matar a Sanya. Luego, viraron todos hacia donde se encontraba el licántropo inmóvil, levantaron sus hachas, palos, garrotes para matarlo.
Pero en ese instante, Sanya que lo presenció todo, grito:

- !No lo maten! el solo quizo a ayudarnos. - Sanya se incorporó, fue hasta él y, le inyecto un contraveneno y dijo:  - Gracias por salvar la vida de mi hijo. -

El licántropo agradeció a todos el acto de solidaridad hacia él aunque no sea humano.



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